
Desde hace varios años, Raíces Profundas Turismo Ecológico y Cultural ha visitado el municipio del Cocuy en el departamento de Boyacá, con la intención que las personas tengan la experiencia de la alta montaña y de conocer un nevado. Cada vez que hemos llevado visitantes a éste lugar, tenemos la posibilidad de encontrarnos con un sinnúmero de actividades que enriquecen las historias de éste hermoso destino. Esta aventura, inicia cuando llegué al módulo rojo del terminal de transportes del Salitre en la ciudad de Bogotá y comencé a esperar a los viajeros amigos para emprender un viaje lleno de ilusiones por conocer la nieve. Primero llegó Johnny, con un gorro de lana en su cabeza y una chaqueta. Después llegó John, con una bolsa de papel en la mano y un sándwich para el camino. En tercer lugar, arribó Sandra, con su maleta nueva llena de tirantas y broches fluorescentes y finalmente, Niyi, un poco extenuada por el viaje desde Chía, pero con muchas expectativas por el encuentro con la alta montaña.
Subimos al bus y todos con su cobija para el viaje, nos sentamos en los puestos respectivos. Sandra y John se sentaron juntos, mientras Johnny y Niyi “como si fueran viejos amigos” se arroparon con una cobija de corazones y comenzaron dialogar. En la madrugada, observé por la ventana y comencé a divisar el inicio de un nuevo día cuando cruzamos el municipio de Guacamayas y de Panqueba, y finalmente ¡llegamos al Cocuy!
Descargamos las maletas del bus y las subimos a la camioneta de Wilson, nuestro guía local. Ingresamos al hotel “Chocuy” una de las casas más antiguas del municipio y que recibe el nombre por el último cacique que existió en Cocuy. En todas paredes de la recepción se pueden encontrar fotografías de los picos más representativos de la sierra, hasta algunos que tenían nieve y que en la actualidad son una gran masa de roca. Luego de un buen duchazo, desayunamos una rica changua (Sopa de leche, con huevo, tostada y cilantro picado) y nos fuimos a caminar al cerro de Mahoma para hacer la aclimatación. Mientras Wilson conducía, nos contaba la historia que ha tenido el Cocuy y el conflicto armado, en donde las amenazas, los milicianos, el armamento y los ataques fueron parte de un pasado que hizo presencia en el municipio de la Paz y la Esperanza. Es muy importante resaltar que la violencia se ha mitigado notablemente porque el proceso de paz con las antiguas FARC y el iniciado con el ELN, han permitido que algunas heridas en la región lentamente se vayan cerrando con el pasar de los días, en donde el esclarecimiento de la verdad y el perdón podrán tejer la reconciliación no sólo de los cocuyanos sino de todo el país.

Estábamos a los 4.150 m.s.n.m y ya el corazón estaba un poco más acelerado de lo normal. Los cinco subíamos despacio para no fatigarnos y distraíamos las afecciones tomando fotografías del lugar que visitábamos, en donde encontramos los frailejones más grandes que he visto en mi vida. Le dije a Niyi que se hiciera al lado de un frailejón Guacharaco, ella se acercó, miró hacia arriba y casi se cae de espalda al ver como esa planta la hizo sentir pequeña. Sandra no se quedó atrás mientras nosotros observábamos el inusual evento.
¡Llegamos a Marte! dije con los ojos muy abiertos. En medio de ese páramo existe un espacio que parece de otro planeta, es un lugar en donde no crece la vegetación, parecen dunas sacadas de otro ecosistema y que quizás fueron traídas hasta el Cocuy transportadas por el Cóndor. Finalmente, llegamos a las antenas y regresamos en la camioneta para almorzar una delicia gastronómica del municipio que sólo la preparan los jueves santos, las denominadas Sopas de Pan (Es una especie de lasaña con carne de cerdo, huevo, chorizo, cuajada, pan campesino, papa frita y plátano maduro) Éste plato fue preparado por los padres de Wilson (Doña Olga y Don Gonzalo)
Luego del almuerzo, regresamos al municipio y para acabar con la sensación de plenitud estomacal, fuimos a dar una vuelta por el pueblo. Wilson dijo: “Camine les muestro una puerta madera del pueblo que fue tallada por el papá de Leidy, mi esposa” Caminamos un buen rato por las calles y observamos que la gran mayoría de las casas están pintadas de blanco y verde, como homenaje a la Paz y a la Esperanza. Decidimos entrar a la iglesia, en donde me llamó la atención que, al respaldo de todas las sillas de madera, están escritos los apellidos de algunas de las familias del pueblo, porque hace muchos años decidieron donarlas al templo, es decir que cuando van a misa, muchos de los núcleos se sientan en la silla que donaron. Finalmente, cenamos y muy temprano fuimos a dormir.

El reloj sonó a las 2:45 am, y muy enérgico tomé una ducha para preparar nuestra jornada de ascenso a la laguna Grande. Preparamos una rica aromática de coca, la colocamos en un termo y a las 4:00 am salimos los seis. A las 5:15 am, desayunamos en la finca la Esperanza y a las 6:00 am, luego de un estiramiento muscular, tomamos dos arbolitos en bolsas para sembrarlos en alguna parte del recorrido. Con la marcha bien firme, atravesamos el bosque alto andino, y como por arte de magia, a lo lejos divisamos el pico Pan de Azúcar con su eterno compañero, el púlpito de Diablo, los cuales nos dieron la bienvenida al valle de los frailejones. Cien metros más adelante pagamos la cuota para las generaciones futuras, ya que hicimos la siembra de dos siete cueros. Después, comenzamos el ascenso y nuestros corazones estaban a máxima revolución, la alta montaña saca lo mejor y lo peor de cada persona, es por esto que en ocasiones llegan a la cabeza ideas de no querer continuar, pero cuando se sube en grupo, los pesos psicológicos se hacen más livianos con la ayuda del colectivo, contribuyendo a que la motivación no caiga en los momentos más difíciles. Paramos un momento y ¿Recuerdan la aromática de coca? La servimos bien caliente para espantar del cerebro esas ideas parasitas y tomar un gran aliento para continuar el ascenso (Valió la pena cargar el termo desde el hotel)

Un poco mareados por la altura y con la respiración prolongada, llegamos al último filo de nuestro ascenso, y como si la naturaleza nos diera la bienvenida, las nubes se esparcieron y conocí la otra cara del pan de azúcar, a la izquierda el Toti, después, el pico portales, que tristemente ya no tiene nieve y finalmente el Cóncavo. Un poco cansados, me preguntaron qué si seguíamos, y les dije: “Tenemos que llegar al borde del Glaciar” continuamos caminando y luego del último esfuerzo, llegamos al borde del Cóncavo. La nieve adquiere unas tonalidades de azul claro en las grietas, el frío desaparece como por arte de magia, la dicha nos colmó a todos, nos abrazamos y nos felicitamos como cuando se logra un sueño en la vida, se olvida el cansancio, el corazón se regocija y los pulmones simplemente se sincronizan con el ambiente y todo es Paz.
Mientras John, Johnny, Niyi y Sandra se tomaban las fotografías, Wilson y yo preparábamos el almuerzo (Tortillas rellenas de salchicha, antipasto, maíz y atún) y cuando ya estábamos terminando de comer, comenzó a caer un granizo diminuto que nos hizo saber que era el momento de regresar. Llegamos nuevamente a la finca la Esperanza, para subir a la camioneta de Wilson y calentarnos un poco. Al llegar al Cocuy, fuimos al restaurante y hablamos de las experiencias del día mientras cenábamos una rica sopa de avena y otros comíamos pasta. Finalmente, nos dimos una buena ducha y a dormir.

¡Qué bueno es despertar e iniciar el día con un rico tinto! Desayunamos un caldo de costilla que nos sirvieron para recuperar la energía que se quedó en la montaña, y después del desayuno y con el “chingue” (Vestido de baño) en la maleta nos fuimos a termales. Luego de la distención muscular, viajamos a uno de los municipios que había querido visitar desde hace muchos años, Guacamayas. Es un lugar en donde se puede respirar el olor de la cestería y del arte por sus calles. Visitamos una tienda de artesanías que pertenece a la Red de Turismo Comunitario “Convite Travel” en este lugar nos contaron como los campesinos fabrican todo tipo de jarrones, canastos, posavasos y otros artículos en paja que forran en fique pintado de diferentes colores. Regresamos al Cocuy, y para culminar nuestra aventura participamos de un taller con otras personas que pertenecen a la misma Red. Pero especializadas en la lana. Esta actividad fue orientada por Doña Ana Iris, quien toda su vida ha tejido y ha vendido sus artículos desde que era muy joven. Todos quedamos con la boca abierta, cuando nos comentó que hacer una ruana se tardaba aproximadamente un mes. Las tinturas que emplean en su mayoría son naturales. Por ejemplo, los colores se extraen del tomate de árbol, la remolacha y de otras plantas. Adicional a ésto, para tener una buena lana, el secreto está en que el lugar en donde se crían las ovejas debe estar libre de maleza. Como dato curioso, la primera esquilada que se le hace al animal no sirve, se debe esperar a la segunda, ya que la lana crece de mejor calidad y que es obligación hacerla en tiempos de sequía, porque las ovejas pueden morir de frío si se hace en tiempo de lluvias. Luego de una hora, y de observar la ardua labor, compramos algunos artículos, eso sí, sin pedir rebaja, porque si queremos ver a nuestros artesanos y campesinos surgir en el país, debemos pagarles lo justo y en especial con una gratitud inmensa por mantener en sus actividades la cultura de nuestro país.
Luego de cenar, llegó la hora de despedirnos de Wilson, Leidy, sus tres hijos, Doña Olga, Don Gonzalo, Doña Ana Iris y la Red de Turismo Comunitario “Convite Travel” la Sierra Nevada, la laguna grande, el valle de los frailejones, el sendero Mahoma, el hotel Chocuy y las personas que prepararon los alimentos durante la estadía. Nuestra sierra nevada del Cocuy, Guicán y Chita se encuentra en estado crítico por el calentamiento global. Hace cinco años, nos contaron que había 24 picos nevados, ésta semana santa, nos dijeron que solo quedan 18 picos nevados, lo que demuestra que estamos en un punto de perdida incalculable. Subimos al bus, y nos despedimos con el pacto de regresar nuevamente y continuar promocionando el turismo sostenible en el maravilloso Cocuy.
Juan Carlos Rubiano Reyes
Gerente General
Raíces Profundas Turismos Ecológico y Cultural